“PAPÁ NO ES UNA ENGRAPADORA” (Por: Manuel Isidro Molina)
Alcedo Mora fue secuestrado en Mérida, el viernes 27-02-2015, y hasta el momento de escribir esta columna, no se sabía de su paradero. Lo secuestraron retaliando su firme lucha contra la corrupción en PDVSA con vínculos en la gobernación de Mérida, donde presta sus servicios como asistente del secretario de gobierno Luis Martínez, funcionario de PDVSA en comisión de servicio por delegación del ex ministro y presidente de la petrolera estatal, Rafael Ramírez, hoy embajador de Venezuela ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
El gobernador Alexis Ramírez y su secretario de gobierno Luis Martínez mantienen una inaceptable actitud negligente ante el secuestro de Alcedo Mora, cuyo hijo Luis les dijo: “Mi papá no es una engrapadora que se extravió de un escritorio, es un ser humano y funcionario de esta Gobernación, además de líder revolucionario”.
Luis Martínez, inexplicablemente, le dijo a otro de los hijos de mi amigo Alcedo, lo siguiente: “Eso le pasó… por andar hablando pistoladas”, lo que ha indignado a la familia Mora, pues el secuestrado funcionario no solo es asistente del secretario de gobierno sino que toda su vida ha sido un luchador revolucionario, ex guerrillero, dirigente de PRV-Ruptura y vocero de diversas organizaciones comunales y populares de Mérida.
El trabajo investigativo de la Fiscalía y el CICPC ha sido negligente, a pesar de que la Fiscal General de la República, Luisa Ortega Díaz, compartió militancia política con el hoy secuestrado y se comprometió a poner empeño en el caso. Efectivamente, nombró un equipo encabezado por un fiscal con competencia nacional, cuya labor no ha rendido frutos y su actividad bajó a cero por la temporada de Semana Santa, como si la búsqueda de una persona plagiada pueda quedar en un limbo, “por vacaciones”.
El próximo viernes 10 de abril habrá una jornada de solidaridad y lucha por la localización y liberación de Alcedo Mora, en Mérida. El gobernador y su secretario de gobierno tendrán que dar la cara, a las organizaciones políticas, populares y culturales que se darán cita en la plaza Bolívar, a las puertas de la Gobernación.
Alcedo Mora, como dijo uno de sus hijos “no es una engrapadora que se perdió de un escritorio”; tampoco, “un hablador de pistoladas” como lo insultó su jefe jerárquico Luis Martínez, secretario de gobierno. Es un ser humano valioso, noble, honesto, modesto y solidario, gran luchador revolucionario. Merece respeto a su dignidad. La Fiscalía y el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) deben intensificar las investigaciones para localizarlo urgentemente y arrebatarlo de manos de sus secuestradores, quienes deben ser apresados y procesados judicialmente.
Alcedo merece vivir. La inmoralidad de sus secuestradores no debe llevarlos a su asesinato. La “inteligencia social”, que se está intensificando solidariamente ante la negligencia de la Gobernación, la Fiscalía y el CICPC, sugiere que está vivo, “aunque delicado de salud” por falta de medicamentos, que le deben ser suministrados urgentemente por sus captores. Vive y lo queremos vivo.
Una mafia de corruptos no puede más que un pueblo solidario y la fuerza constitucional y legal de las instituciones encargadas de luchar contra el delito.
Días antes de su desaparición, Alcedo había sido hostigado por hombres armados. Uno se bajó de una camioneta negra Hailux, lo empujo contra la pared, lo encañonó con una pistola y le dijo: “No te metas en vainas, viejo del coño”, cuenta uno de sus hijos.
Dos días antes, el miércoles 25.02, le envió por teléfono un mensaje de texto a varios amigos: “…tengo requisitoria de orden de captura por el SEBIN, se me quiere involucrar en unos secuestros, la cosa es complicada, es parte donde se me quiere cobrar por unas denuncias de corrupción a PDVSA que he venido haciendo y me quieren montar una olla…”
Su jefe Luis Martínez, secretario de gobierno, y el gobernador Alexis Ramírez recibieron de manos de Alcedo Mora una denuncia escrita sobre manejo mafioso en PDVSA en el estado Mérida, que supuestamente incluye desvío de gandólas con gasolina y gasoil hacia Colombia, desde El Vigía. ¿Lo traicionaron? ¿Uno de ellos lo vendió?
Todo se averiguará. Por ahora, queremos vivo a Alcedo Mora. El pueblo de Mérida, por el cual tanto ha luchado él, debe incrementar la presión y cercar a los secuestradores con “inteligencia social”. No desmayaremos, sus amigos y compañeros de lucha, junto a sus familiares. Lo liberaremos.
Fuente: https://manuelisidroxxi.blogspot.com/2015/04/pasando-la-hoja-papa-no-es-una.html